El pasado 25 de setiembre, autoridades de Vida Silvestre de la Oficina Subregional de Heredia del Área de Conservación Central (ACC-SINAC-MINAE) atendieron un incidente relacionado con un ejemplar de danta que había caído en un pozo ubicado en calle Los Leones, cerca del Centro Recreativo Cerro Caricias.
Al llegar al sitio, los funcionarios del SINAC-MINAE encontraron que el ejemplar ya había sido extraído del pozo y se encontraba en proceso de traslado hacia un sitio seguro. Posteriormente, fue valorado por profesionales veterinarios de un centro de rescate, quienes determinaron que el animal presentaba un excelente estado de salud y, además, confirmaron que se encontraba en estado de gestación.
Con base en esa valoración y siguiendo los protocolos establecidos de bienestar animal y conservación de especies silvestres, personal del SINAC procedió con la liberación de la danta en un área boscosa adecuada, asegurando así su retorno seguro a su hábitat natural.
La danta es un animal excelente nadador y buzo.
Puede medir hasta dos metros de longitud y un metro de alto, con un peso entre 200 y 300 kg. A pesar de su tamaño, corre con gran agilidad. Su cola es muy corta y le sirve únicamente para cubrir el ano.
Su pelo, de color negro y escaso, mide alrededor de 2 cm de largo y se encuentra sobre una piel gruesa de 2 o 3 cm, también negra.
Es uno de los mamíferos silvestres más grandes de América y se encuentra en vías de extinción, ya que su espacio vital se reduce cada vez más, lo que hace indispensable la ayuda del ser humano para su sobrevivencia.
El período de gestación de la danta es de 13 meses. Las crías presentan hasta los 10 meses manchas blancas en los costados, lo que les brinda un camuflaje protector entre la vegetación. Sin embargo, tanto crías como adultos son presas del jaguar y otros felinos. Son animales mayormente nocturnos y pueden recorrer grandes distancias, aunque también están activos durante el día. Su visión es deficiente, pero cuentan con un excelente oído y olfato.
Actualmente, la danta está enlistada en el Apéndice I de CITES y catalogada en peligro de extinción por la UICN. En Costa Rica, se considera que existen algunas de las poblaciones más estables, restringidas a áreas protegidas. No obstante, sus poblaciones siguen en declive debido a la pérdida de hábitat, la cacería y, en los últimos años, principalmente por la mortalidad en carretera.
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CRinfomativo